Me ha crecido una hermana de los ojos y ahora puedo mirar el horizonte.
–¿El invierno es infinito? - me pregunta.
Mientras, damos de comer a dos palomas que golpean con su pico los cristales.
– No me encuentro la sombra y me duelen los dientes de masticar tinta.
Me ha crecido una hermana de los ojos y ha amanecido.
La noche duraba más de un sueño y, a veces, dolía en la boca y en los párpados.
– ¿Podré quedarme contigo?
Me ha crecido una hermana de los ojos y ya no veo la muerte.
Ay!, cómo me acuerdo de este poema, María. Y de tantos otros que me han dado quebraderos de cabeza hasta conseguir encajarlos a la perfección (eso espero) en nuestro Sidecar.
ResponderEliminarEs que mira que está bien escrito, ¿eh?.
Un beso.
Pues yo había oído hablar de él pero no lo había leído!! Asi que gracias por dejarme hacerlo!Ahora ya puedo decir que me gusta, jeje.
ResponderEliminarUn beso
Ya te dije en su día cuánto me gustaba este poema. Sigue gustándome. Enhorabuena.
ResponderEliminarYa sabes que no comento mucho, pero estoy por aquí siempre dando vueltas, leyendo en silencio. Hoy, viernes santo me ha dado por escribiros a todos los que quiero y admiro.
Besos
Qué bueno es este poema corazón... No me canso de leerlo y mucho menos de decírtelo.
ResponderEliminarUn besazo.
PD: (Me encanta el cambio de foto)